Anoche volví a soñar contigo. Pensaba que ya no sucedería de nuevo, pero sin previo aviso volviste a aparecer en mis pensamientos más recónditos. Y todo era perfecto: la imagen de un futuro en el que nos encontrábamos una vez más, en el que sin tener que decirnos una palabra, tan sólo con la mirada y nuestros gestos, entendíamos que pertenecíamos el uno al otro, en ese momento y en ese lugar.
Cuando menos me lo espero vuelves a mi, con una fuerza arrolladora que me desequilibra. Adoro esas visitas, aunque dejen un sabor agridulce...
No hay comentarios:
Publicar un comentario